sábado, 26 de enero de 2008

PUEBLOS ORIGINARIOS ARGENTINOS

Los Orígenes

Las primeras tribus de cazadores de origen asiático llegaron a América a través del Estrecho de Bering hace unos 30.000 años aproximadamente, en tanto que su arribo al actual territorio argentino se considera producto de migraciones internas ocurridas hace 18.000 años.
Estos pueblos se asentaron básicamente en dos regiones: la montaña y la llanura. Con respecto al primer hábitat, los testimonios más antiguos con que se cuenta son los rastros de núcleos poblacionales que datan de hace 8.000 años en Ayamapatín (Provincia de Córdoba) e Inti Huasi (Provincia de San Luis). Vestigios hay también de otra cultura antigua en Tafí (Provincia de Tucumán), de pueblos que trabajaban la piedra y la cerámica. Más reciente resulta la civilización de La Aguada (territorio comprendido por las provincias de San Juan, La Rioja y Catamarca), cuyos pobladores se dedicaban al cultivo del maíz y al trabajo en bronce y cuyo desarrollo se ubica entre los años 800 a 650.
En cuanto a los asentamientos de llanura, se registra la presencia de un núcleo poblacional en Tandil (Provincia de Buenos Aires), de aproximadamente 6.000 años de antigüedad, cuyos habitantes trabajaban la piedra y la cerámica. En el Litoral, iguales vestigios dan cuenta de la llamada Cultura del Alto Paraná, de la misma data.En el extremo sur y los canales fueguinos se considera la llegada de los primeros hombres hace 6.000 años, los que habitaban en viviendas circulares semienterradas, vivían de la caza y la pesca, empleaban botes y arpones para la caza de mamíferos marinos y recolectaban moluscos.
Con la llegada de los conquistadores españoles los pueblos indígenas vieron truncadas sus posibilidades de desarrollo cultural.

Dónde Vivían

En el Noroeste
La cultura diaguita fue la más compleja y numerosa de las poblaciones indígenas. Aproximadamente unos 200.000 habitantes conformaban su población a la llegada de los conquistadores. Eran expertos agricultores que habían desarrollado canales de riego para sus plantaciones de maíz, zapallo y porotos. Adoraban al sol, el trueno y el relámpago. Tenían jefaturas similares a los cacicazgos y sus familias eran monogámicas.
En las sierras
En la zona de las sierras centrales estaban asentados los comechingones y los sanavirones. Vivían de la caza, la recolección y la pesca; cosechaban maíz, porotos y zapallos. Practicaban el culto al sol y a la luna.
En Cuyo y Neuquén
La cultura de los huarpes ocupó las actuales provincias de San Juan, San Luis y Mendoza. Eran agricultores, cosechaban maíz y cazaban guanacos y ñandúes. Trabajaban la cerámica y creían en la existencia de un ser supremo. La cultura pehuenche caracterizó a la zona de Neuquén. Sus habitantes vivían de la caza y de la recolección, se agrupaban en clanes familiares y creían en un ser supremo que moraba más allá del mar.
En la Pampa y la Patagonia
Fue habitada por los querandíes y los araucanos provenientes del Chile actual. Los tehuelches y los onas ocupaban el sur, en tanto que en la zona central se hallaban asentados los pampas. Todos estos pueblos tenían características comunes: vivían de la caza de liebres, zorros, ñandúes y de la pesca. Tenían asimismo un grado importante de organización social que les permitía convivir agrupados, bajo el liderazgo de un cacique.
En el Gran Chaco
Antes de la llegada de la conquista española, esta región era habitada por tobas, mocovíes y abipones. Eran básicamente cazadores y recolectores. Estaban integrados en un sistema social de clanes, liderados por un cacique. La estructura social era de carácter monogámico pero a los jefes les estaba permitida la poligamia.
En el Litoral
En esta zona predominó la cultura guaraní, fruto de un pueblo de mansos agricultores que muy pronto se sometieron al dominio español. Vivían en grandes casas donde se alojaban varias familias. Creían en la tierra sin mal, una suerte de paraíso perdido, al que regresarían algún día.
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Por Regiones
REGIÓN CHAQUEÑA

Con el nombre de guaycurúes se conoce a un conjunto de pueblos de origen patagónido que habitaban las inmensidades del Chaco, divididos en: abipones, mbayaes, payaguaes, mocovíes, tobas y pilagaes. De estos grupos actualmente sobreviven los mocovíes, tobas y pilagaes en Chaco y Formosa. Fundamentalmente recolectores de frutos (algarrobo, chañar, mistol, tusca, higos de tuna y pequeños ananás silvestres), practicaban la caza fuera de la estación más propicia para la pesca.
Los matacos/wichis fueron llamados bajo la primera de las denominaciones por los españoles, término que en castellano viejo significaba "animal de poca monta, sin importancia". Wichi en nomenclatura etnográfica significa "gente". De tipo racial patagónido con influencia andina y brasílida, basaban su economía en la recolección y la pesca. Habitaban chozas de forma cupular hemisférica, hechas de ramas y paja, que medían 3 metros de diámetro por otros 3 de alto, sin puertas. Solían comer carne, por lo general poco asada, charqui de pescado, frutas de algarrobo, porotos del monte.
El gran consumo de estas tribus fue el tabaco: secaban las hojas al fuego y luego, desmenuzándolas entre las palmas de las manos, las fumaban en pipas de madera o barro cocido.
Los chiriguanos en tanto, entraron al Chaco salteño con el conquistador portugués Alejo García, a mediados del 1500, superponiéndose a los pueblos de origen andino que ya ocupaban el territorio y adoptaron esa cultura existente, más fuerte y sofisticada.
Su organización económica se basó principalmente en la agricultura, cultivando maíz, poroto, calabaza, mandioca dulce, sorgo, melones y algunas frutas. Para ahuyentar a los loros de las sementeras ponían sobre estacas las máscaras de carnaval que descartaban después de las fiestas, mientras que para almacenar sus cosechas, construían graneros sobre pilotes.
REGIÓN PAMPEANA

En un principio deambulaban por esta región los antiguos pampas, compuestos por los querandíes junto a los taluhet, que habitaban la Pampa Húmeda y los diuihet que poblaron la Pampa Seca.
El nombre de querandíes era un apelativo que los guaraníes daban a este grupo que en su dieta diaria consumía grasa de animal, y que significaba "hombres o gente con grasa". Al fundarse la ciudad de Buenos Aires las poblaciones indígenas con las que debieron lidiar los conquistadores fueron precisamente los querandíes.
Estos "naturales de la tierra" – tal como se referían a ellos los españoles– ocuparon un área que va desde el sur de Santa Fe por el norte, hasta el pie de las Sierras Grandes hacia el oeste y toda el área norte de la Provincia de Buenos Aires hasta el Río Salado, por el sur.
Eran, al decir de los cronistas, gente robusta y de tez morena, vivían formando grupos organizados que obedecían a jefes y caciques. Eran cazadores y pescadores nómades que viajaban cuando la temporada de caza les era favorable. Desarrollaron armas especializadas, entre ellas, las boleadoras. El pescado, el huemul (un tipo de venado), las raíces, los frutos y la langosta constituían su dieta básica. La vivienda de los pampas primitivos es el típico toldo de llanura que persistió en siglos posteriores.
Un dato curioso con respecto a los pampas es que su existencia fue puesta muchas veces en duda. La razón de esa incertidumbre radica en que las poblaciones indígenas que fueran objeto de las expediciones del Presidente Julio A. Roca en el siglo XIX no pertenecían a esta familia. La realidad es que queda muy poco de aquella Nación querandí. Por un lado, hacia el siglo XV los tehuelches avanzaron sobre la región pampeana, provocando cambios culturales en los grupos locales. Por el otro, la conquista española, con sus armas y enfermedades, provocó su desaparición.
También la zona fue habitada por los pampas cheche–hei desde las sierras del sur de la Provincia hasta la desembocadura de los ríos Negro y Colorado, pero se extinguieron completamente a mediados del siglo XVIII, como consecuencia de la invasión de las tribus araucanas procedentes de Chile.
Su economía se basaba asimismo en la caza, especialmente de caballos cimarrones, hecha con boleadoras y lazo. Las armas más frecuentes eran la lanza, las boleadoras, el arco y la flecha y la honda, en tanto que como herramienta defensiva usaban una suerte de túnica de cuero de hasta seis capas, que pintaban con manchas negras, a imitación de la piel del jaguar. En tiempos más antiguos cazaban guanacos, ñandúes y otros animales menores, a la vez que recogían frutos y semillas silvestres.
En el siglo XVI, los mapuches de origen trasandino iniciaron su avance sobre la Patagonia y provocaron la paulatina aculturación de las tribus locales, las que a partir de esa situación reemplazaron su idioma y sus creencias. Hacia fines del siglo XIX la región sólo era habitada por poblaciones de origen araucano. Este proceso de araucanización fue consecuencia de la presión española sobre los indios de la región de Chile, quienes habían sido expulsados desde el otro lado de la Cordillera de los Andes.
REGIÓN DEL LITORAL Y MESOPOTAMIA

Los Kaingang (hombres del bosque): Este grupo humano fue el que encontraron los conquistadores a su llegada a la mesopotamia. Al poco tiempo este grupo desapareció como entidad étnica al ser absorbida por los Charrúas y los Guaraníes. Su organización económica estaba basada en la recolección, la caza y la pesca. Utilizaban como vivienda paravientos de vegetal trenzado, que se unían para formar chozas de dos aguas, sin paredes.
Grupos de estas construcciones formaban las poblaciones que eran gobernadas por un cacique.
Los Guaraníes (guerreros): Más allá de la dificultad que aún hoy representa determinar con precisión el origen del pueblo Guaraní, es importante destacar la trascendencia que culturalmente tuvo en el territorio misionero y la región. Vivían en aldeas, en los claros que formaba naturalmente la selva y constituyendo una verdadera unidad tribal por ser entidades económicas independientes una de otra y, por lo tanto, autosuficientes.
La costumbre generalizada, practicada por los demás integrantes de la comunidad tribal era la monogamia. Las uniones no eran muy estables, por ello el divorcio era común.
Los guaraníes eran básicamente agricultores, las familias poseían un lote exclusivo en las plantaciones comunitarias y a su vez cada esposa tenía una huerta personal. Es un pueblo profundamente religioso, con alto grado de espiritualidad. El “Shamán” o “Page” posee poderes sobrenaturales y desempeña una función directriz –conductor de su pueblo en todos los actos comunitarios–.
En el sitio web de la Provincia de Misiones se pueden encontrar antecedentes de esos y otros grupos étnicos de la región.
REGIÓN DEL NOROESTE

Existieron cinco culturas indígenas en la región: diaguitas, omaguacas (humahuacas), atacamas, chiriguanos y lule–vilelas.
La cultura diaguito–calchaquí es la más representativa de los antiguos habitantes indígenas del Noroeste argentino, y conforma la más compleja y numerosa de las poblaciones.
Este grupo está integrado por tres entidades distintas, que se suelen conocer como: pulares, en el Valle de Salta; calchaquíes, en los valles de Calchaquí y Yocavil –Salta–, en Tucumán y Catamarca; y diaguitas, en zonas de La Rioja. Sus componentes eran racialmente andinos. Todas ellas tenían en común la lengua “caca” o “cacán”.
Se trataba de una cultura de agricultores sedentarios, poseedores de irrigación artificial por medio de canales y con andenes de cultivo para sus productos principales: maíz, zapallo y porotos. Fueron criadores de llamas, de las cuales emplearon su lana para tejidos y para carga. La recolección fue otra de sus actividades, especialmente de la algarroba y el chañar, que almacenaban en grandes cantidades.
Tenían fuertes jefaturas, probablemente hereditarias, que llegaban a desplegar su autoridad sobre varias comunidades. La familia monogámica era el núcleo vital de la comunidad, destacándose la práctica de la poligamia entre los caciques.
Eran adoradores del sol, el trueno y el relámpago. Celebraban rituales propiciatorios de la fertilidad de los campos y tenían una funebria elaborada, expresión de un culto a los muertos como tránsito crucial en el ciclo de vida de la cultura.
Su arte, dirigido muchas veces a lo religioso, es el más acabado de nuestras culturas indígenas. No solo en cerámica sino también en metalurgia.
La cultura diaguita fue guerrera; hecho demostrado a la llegada de los españoles, cuando opusieron una feroz resistencia, quizá la más fuerte. El instrumental bélico era muy variado y la guerra contra el español asumió las características de un fenómeno integral en el que participó la comunidad entera.
Aproximadamente unos 200.000 indígenas conformaban este pueblo a la llegada de los españoles.
REGIÓN SERRANA Y CUYO

Esta zona fue habitada por los comechingones, los sanavirones, los pehuenches y los puelches.
Los comechingones recibieron tal denominación por parte de los conquistadores españoles, quienes entendían que dicha palabra aludía a un grito de guerra.
Habitaban el cordón montañoso ubicado entre las provincias de Córdoba y San Luis.
Formaban pequeños grupos independientes, al mando de caciques. Los grupos de población más numerosa fueron los de las áreas de Quilino y Ongamira y los valles de Punilla, Calamuchita, Río Cuarto y Río Primero. Vivían en chozas construidas sobre pozos a ras del suelo, con entradas muy pequeñas para conservar el calor interior y protegerse de las inclemencias del tiempo.
Fueron uno de los pueblos más destacados en la elaboración pictográfica, legando grabados y dibujos en el interior de numerosas grutas.
Los sanavirones pertenecían al grupo amazónido y en su avance sobre el territorio del río Dulce (que incluía también la depresión de Mar Chiquita) sometieron a los huarpes (de origen comechingón). Vivían en casas muy grandes, donde albergaban a varias familias, construidas con vegetales y ubicadas en lugares de cardones y arboledas que les servían de protección. Eran agricultores, aunque también practicaron la recolección, la pesca y la caza. Para esta última recurrían a la macana, una suerte de garrote triangular con una protuberancia en un extremo, también usada como arma de guerra.
Los pehuenches habitaron el sur de Mendoza y la región cordillerana de Neuquén. En lengua araucana, la voz pehuén significa pino y che: gente, es decir que el nombre alude a la "gente de los pinares".
Su alimento principal era el piñón del que extraían harina para hacer pan y para obtener una bebida alcohólica similar a la chicha, una vez fermentada.
Los puelches habitaron el norte de la zona en Mendoza. En la lengua araucana el término significa "gente del este". Tenían a la algarroba como dieta principal; de allí el mote de "algarroberos".
Pehuenches y puelches, quienes pertenecían al grupo huárpido, eran cazadores de guanacos y ñandúes, así como recolectores de semillas, entre ellas: algarroba, molle y piñones de la araucaria. Con la conquista, comenzaron a comer caballos. Vivían cerca los bosques para acceder fácilmente a los frutos, en toldos de cueros sostenidos por ramas. De ese material era también su vestimenta, que combinaban con plumas, aros de cobre o plata y pintura en rostro, brazos y piernas. Cada tipo de atuendo o complemento tenía su significación: duelo, guerra o paz.
REGIÓN PATAGÓNICA

Distintas poblaciones indígenas habitaron la Patagonia miles de años antes de la llegada de los españoles. Hoy sólo quedan depósitos funerarios, cuevas, escrituras rupestres, lugares de laboreo de piedras o conchillas.
Patagones del norte (meseta patagónica)
Esta zona fue habitada por dos grupos de indígenas muy diferentes entre sí: los tehuelches y los mapuches.
Los primeros habitaron desde el Río Colorado hasta los canales magallánicos, divididos en varios grupos, en un territorio signado por fuertes vientos, inviernos muy fríos y escasez de agua, lo que les impedía cultivar la tierra. Eran, en consecuencia, de vida nómade: cazadores de guanacos y avestruces. Hablaban la lengua del grupo ken, y poseían un físico muy desarrollado, con la cabeza angosta y la cara alargada.
Los mapuches (término que significa "gente de la tierra"), eran cazadores y agricultores, con conocimientos de tejidos y alfarería y, a diferencia de los tehuelches, eran sedentarios, lo que les permitió alcanzar un mayor nivel de desarrollo. Originariamente habitaban en territorio chileno, aunque luego emigraron a caballo hacia el territorio argentino, donde se mezclaron con tehuelches y pampas a quienes impusieron sus costumbres y su lengua, en función de su supremacía cultural. Finalmente cayeron bajo el exterminio español.
Los mapuches contaban ya desde entonces con su propio calendario, el que aún hoy en día rige algunas de sus festividades. Su lengua, como la de la mayoría de los indígenas americanos, no poseía escritura. La transmisión de las historias y leyendas, como así también de los saberes, se hacía y hace en forma oral.
Patagones del sur (Tierra del Fuego)
En Tierra del Fuego, habitaron los onas, también pertenecientes al grupo de los tehuelches. Se destacaron como cazadores de guanacos, que constituía la base de su economía. No tenían caciques, sino una élite integrada por "chamanes", sabios y profetas que gozaban de privilegios y reconocimiento social.
Por otro lado, en las costas e islas de los canales de Tierra del Fuego vivían los yámanas (en su lengua significaba "individuo, ser humano") y los alacaluf, pueblos similares en cuanto a características físicas como en sus pautas culturales, excepto en el aspecto lingüístico. Vivían en chozas de ramas y hacían uso del arpón con punta desmontable para la pesca de animales marinos, tales como moluscos, mejillones, cangrejos y peces del mar. Se vestían con mantos de pieles de focas o de nutria que abrigaban su contextura pequeña de piernas arqueadas.

Fuente:
http://www.argentina.gov.ar/argentina/portal/paginas.dhtml?pagina=181

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